Tras algo más de 403 kilómetros y siete días lejos de su natal Gijón, Pablo (@pablomenendezdelbarrio) nos desvela algunas claves de su aventura junto a Andrés (@andres_tuercas) cruzando Asturias y la meseta hasta Santiago de Compostela en nuestras Fabric Light.

 

¿Por qué?

Jamás hubiese pensado que fuese capaz de hacer algo así, Andrés ya lo había hecho en varias ocasiones, pero esto fue un punto y a parte a nivel mental y físico, ha sido más duro de lo que creíamos, pero yo, quizás buscaba eso. El origen de 403GAL fue poco más allá de la muerte de mi padre por un accidente en la empresa, cosa por la que aún seguimos peleando para hacer justicia, tales acontecimientos acabaron conmigo, necesitaba hacer algo grande, abrir un nuevo camino, algo en nombre de mi padre, una búsqueda de motivos, necesitaba seguir pedaleando.

¿Por qué el Camino de Santiago?

El Camino de Santiago ha sido recorrido durante siglos y siglos por peregrinos de todo el mundo en búsqueda del Apóstol Santiago, sin embargo, hoy en día como desgraciadamente nos comentaba el arzobispo de la catedral de Lugo, este itinerario se ha mercantilizado en exceso convirtiéndose en un camino gastronómico no apto para todos los bolsillos, sin embargo, aún proliferan los peregrinos auténticos de mirada gacha por el sol y piel curtida que piden agua y ayuda, que no se preocupan por la distancia y miran el horizonte con calma. Para nosotros el Camino de Santiago no fue una peregrinación de fe ni una prueba deportiva (a pesar del esfuerzo), fue una búsqueda personal, y este era el mejor entorno para ello.

 

¿Por qué piñón fijo?

Esa era la pregunta del millón, todo el mundo miraba primero a nuestras bicis, sí, eran llamativas, rápidamente dirigían la vista al eje trasero, a la ausencia de más piñones, cambiadores… Acto seguido nos clavaban una mirada perdida y ahí venía la pregunta. No hay otra respuesta, sadomasoquismo, y que hasta la fehca, lo que nos hace sentir una fixie no nos lo ha hecho sentir otra bicicleta.

Han sido muchos kilómetros, alguna anécdota tendréis.

Alguna es decir muy poco, hay mucho personaje, quizás uno de los que siempre me guardaré sea un medio peregrino medio mendigo ex militar que nos vino a pedir un poco de tortilla mientras nos resguardábamos a la sombra de un albergue leonés. En todos los albergues había mucha magia en las historias de cada peregrino que ahí hacía noche, las cenas colectivas eran algo que no te podías perder. Hubo varios roces, cuando el cansancio, el calor, y el hambre junto a la sed aprietan y te queda más de media jornada por delante, el GPS no responde, los caminos se dividen, surgen las discusiones. Teníamos que pensar siempre en colectivo, yo a veces me veía con las piernas frescas y no lo hacía, de todo se aprende, el egoísmo es a veces mi defecto, y Andrés llevaba más peso que yo.

 

¿Problemas con la ley?

A los 5 kilómetros de nuestra salida de Gijón nos paró la Guardia Civil en un control de drogas, eran las seis de la mañana, no había amanecido aún.

¿Pinchásteis?

No, tuvimos mucha suerte, creo que si los dueños de FabricBike supiesen por dónde nos íbamos a meter no nos habrían dado las fixies. Hubo alguna salida de cadena y algún radio ligeramente tocado, pero nada que nos impidiese llegar a nuestro destino. El disponer de un cuadro sólido de aluminio y absorbente como el Fabric Light y haber montado cubiertas gravel de Schwalbe fue un puntazo.

 

¿Cómo de adaptado está el Camino de Santiago a la bicicleta?

Supongo que bien, nuestros dos primeros días fue un itinerario inventado, una línea recta de Gijón a León por donde Google Maps quiso, así acabamos subiendo cerca del Puerto de Ventana, por donde ni casi Chris Froome podía tirar. Cuando ya estuvimos en el itinerario jacobeo nos dividimos a tramos entre carretera y pista, en ocasiones circulando por distintos caminos (el antiguo, el francés, etc), sin embargo, una vez entrados en Galicia, a partir de Cacabelos, todo estaba señalizado a la perfección, aunque estuvieses en medio de un monte que nada tuviese que ver con el Camino, había una concha que te indicaba la dirección. En cuanto a los albergues, municipales sobre todo, no nos encontramos mucha adaptación a las bicicletas, sin embargo, había un respeto total entre ciclistas y viandantes, al fin y al cabo, unos más rápido, otros más lento, compartíamos la misma meta.

 

¿Futuro?

Queda mucho por ver, aún tenemos que acabar el documental de esta aventura, que esperamos que sea algo muy especial con una buena lección de vida detrás, pero en cuanto a estricto futuro de la bicicleta… Tengo un amigo que dice que cuando saque el carnet me olvidaré de las bicis, pero no lo creo, se empieza a introducir una idea en mi cabeza, Sevilla – Asturias, 1000 kilómetros, suena bien, lo fácil es soñar, pero soy algo tozudo.

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